viernes, 15 de abril de 2016

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    Fuentes:

    VIDEOS.


    Gobierno de Luis Echeverría Álvarez: https://www.youtube.com/watch?v=k9n1xkJcQPg

    Gobierno de José López Portillo: https://www.youtube.com/watch?v=-PCghFyccNI
    Estado benefactor, crisis económica: https://www.youtube.com/watch?v=tBbdmf1oDgE

    MUSICA.

    MOLOTOV-Dame todo el power: https://www.youtube.com/watch?v=dtWhLK80JHk

    OSCAR CHAVEZ- Se vende mi país: https://www.youtube.com/watch?v=sKKf565RFbA

    Revistas



    Internet



     

    Gloria M. delgado Cantú
    HISTORIA DE MÈXICO 2: Estado Moderno y Crisis en el México del siglo XX
    Editorial Alhambra Mexicana, S.A. de C.V 1992
    México D.F.
    Clasificación: F1232 D43 V-11



     

    Pérez Fernández German
    Evolución del estado mexicano III: CONASOLIDACIÒN 1940-1983
    Ediciones El Caballito S.A.  1991
    México D.F. Coyoacán 04333
    Clasificación: F1232 D43 V-11




    Conclución


    VII. CONCLUSIÓN 


    El Estado benefactor, buscaba la independencia económica del país, para lograr ese objetivo se pensó que era necesaria la intervención del Estado en las actividades, guiadas por el sentido de justicia social, buscando la redistribución de la riqueza, se aplicó una serie de reformas encaminadas a elevar la calidad de vida de los sectores marginados, procurando garantizarles los servicios de salud, vivienda, educación y trabajo, pero dentro de una economía capitalista. 

    Para controlar las tensiones, los gobierno de Luis Echeverría Álvarez (1971­-1975) y José López Portillo (1977-­1982) realizaron programas populistas con una gran aumento de gasto público, que producen incremento de la inflación y una masiva fuga de capitales. 
    Como las presidencias anteriores, el modelo económico había sido desarrollado rápido mediante la industrialización en una economía relativamente cerrada con fuerte participación estatal. 

    Hacia 1975, el déficit comercial mexicano obliga al gobierno de estabilización propuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI). El endeudamiento externo del país se agrava por la caída de las exportaciones y por el alza de las tasas internacionales de intereses. 

    En 1982, México decretó la moratoria temporal (plazo que se otorga para solventar una deuda vencida) de pago de su deuda externa. El presidente Miguel de la Madrid es obligado a implantar un rígido programa de ajuste y austeridad para estabilizar la economía. 

    Haciendo una evaluación de las obras realizadas por los gobiernos posrevolucionarios, podemos decir que han tendido a hacer u n reparto más justo de la riqueza. Es evidente que una reforma agraria que afectaba a una total transformación social tenía que lesionar determinados intereses, sobre todo en la época de transición, pero a la postre siempre significará un beneficio para la sociedad.

    Los campesinos han sido tenidos en cuenta para solucionar sus problemas y dotarlos de mejores implementos técnicos.

    Sin embargo, tierra, agua y educación agrícola no es suficiente para resolver el problema. Dar tierra al ejidatario sin darle dinero es alojarlo a manos de la usura; por eso ha sido necesario el crédito agrícola para el ejido y la pequeña propiedad.

    Sin embargo, el problema agrario es muy profundo; el país no ha logrado industrializarse y la tercera parte de la población activa, según datos censales, vive de la agricultura, lo que quiere decir que por lo menos dos terceras partes de los habitantes viven de ella, lo cual hace que sea urgente en el país de la educación encauce a muchos de estos posibles agricultores hacia otros campos. No bastan leyes agrarias, hay que pensar en la distribución de la población campesina y además hay que tener en cuenta que nuestros campesinos no desean cambios de residencia y las parcelas muy pequeñas no rinden lo necesario, la producción ejidal, a pesar de ir mejorando, no ha conseguido aún suplir al latifundio, pero el peón es ahora propietario y 50 por ciento del valor de la propiedad agrícola ya correspondió al campesinado, lo que ya es una promesa; pero la deuda agraria, por concepto de indemnizaciones, es aún pavorosa y los bonos emitidos por el gobierno para solucionar el problema ha caído en manos extranjeras y pudieran volver a redundar en perjuicio de la nación. 

    El país ha seguido gobernándose dentro de los principios democráticos proclamados por la Constitución de 1917 que nos rige habiendo estabilidad política. “ Queremos un México en que no se levanten barricadas, para que no luchen violentamente hermanos contra hermanos, sino donde pueda elevarse libremente la voz de los mexicanos, ennoblecida por los acentos de la razón y de la justicia, en el que se fabriquen muchas urnas para votar y no féretros para sepultar a las víctimas de discordias fratricidas”. 

    El Estado ha procurado tomar en sus manos la economía de la nación para vigilar los intereses de los elementos socialmente más débiles, obreros, campesinos, mujeres, huérfanos, etcétera.

    La política nacionalista desde la época de Cárdenas ha entregado al país las riquezas naturales, incluyendo el subsuelo.

    Los derechos de los trabajadores han sido vigilados para otorgarles toda clase de prestaciones y de apoyo para el bienestar común. Se ha dado protección a la infancia y se han creado seguros sociales.

    La educación gratuita se ha ido extendiendo cada vez más con miras a beneficiar un sector mayor de la población.

    El país disfruta de paz, y se ha sostenido con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la política nacional que no ha permitido al país mezclarse en los conflictos internacionales que afectan a la sociedad, se ha procurado el mejoramiento de las comunicaciones terrestres, fluviales y aéreas. La ciudad de México figura entre las diez más populosas del mundo.


    Para concluir, la crisis que experimentaba la economía mexicana a inicios de los años 70’s (estado del bienestar) se sustentó en la declinación de la tasa de ganancia, crisis en el campo, incapacidad de generación de empleos, deuda externa, déficit público, inflación, estancamiento en la productividad en el sector industrial, balanza de pagos deficitaria, todos ellos vinculados a factores externos, tales como la caída del petróleo, y las altas tasas de interés capital producto de la crisis de capitalismo a nivel mundial.  

    Consecuencias


    CONSECUENCIAS 

    En el año de 1982 se inició la “década perdida” de tal manera que es el punto de partida del declive del estado benefactor. Sin embargo que si la economía entró en crisis a partir de ese año, no sucedió lo mismo con el estado benefactor debido a gran parte de los esfuerzos del gobierno de Miguel de la Madrid para frenar el corte de los programas sociales existentes y hasta para emplearlos, como en el caso de la seguridad social con el consecuente desmejoramiento generalizado en la calidad de los servicios y las condiciones de trabajo en el sector educativo y sanitario. Al mismo tiempo se liberaron los precios de los alimentos básicos, lo cual se repercute inmediatamente en niveles populares en el encarecimiento del costo de la vida.

    El gasto social mexicano de 179 dólares en 1982 a 124 dólares para el año siguiente y siguió descendiendo  hasta 99 en 1986. 

    La política de descentralización de los servicios de salud y educación hacia los estados, aunque intentaba bajar costos resultó de momento más costosa dando como resultado un caos administrativo y mayores gastos para los usuarios.

    No obstante en 1984 en la proclamación del derecho constitucional a la salud los usuarios de la secretaría de la salud tenían que pagar la totalidad de las medicinas y de las consultas con cuotas de recuperación proporcionales a sus ingresos declarados. Con todo el daño, en los servicios públicos fue mucho menor al de los salarios. 

    Aunque no se llevó a cabo ninguna reforma en el sistema de jubilación, durante el gobierno de Miguel de la Madrid, las consecuencias del derrumbe financiero son impactantes a las crisi económicas que empezó en 1982. El IMSS funcionaba como un sistema de transferencia directa entre trabajadores y jubilados. (al incrementarse la tasa de desocupación, disminuye automáticamente la capacidad de pago a los jubilados).


    Al final del sexenio, la insatisfacción y las protestas públicas habían llegado a tal grado que parecía posible que el estado estuviera encaminado hacia una transformación profunda entre la posibilidad de la victoria electoral de la oposición, si ganaba la derecha (PAN) en el sentido de
    menos Estado Benefactor o si ganaba la izquierda (FDN) en sentido contrario.

    Pero estas posibilidades quedan otorgadas al ser declarado vencedor Salinas de Gortari, candidatodel PRI a pesar de las evidencias de fraude electoral.Para 1989, la   crisis económica parecía controlada, por lo que podía esperarse un nuevo despegue del estado benefactor.
     

    A) NEOLIBERALISMO COMO POSIBLE SOLUCIÓN A LA CRISIS ECONÓMICA (DE LA MADRID HURTADO)


    Miguel de la Madrid Hurtado gobernó en un periodo de 1982­1988, tomó posesión el día 1 de diciembre de 1988 como presidente de la República , al ganar las elecciones en las que contendió junto a Rosario   Ibarra de Piedra (perteneciente al PRT), Pablo   Emilio Madero (PAN) y Arnoldo Martínez Verdugo (PSUM).

    Su gobierno tuvo que hacer frente a la severa crisis, de  tal manera que buscó mejorar la economía, impulsar la democracia, renovar la moral de la sociedad y del Estado, además de hacer frente al problema de la nacionalización de la banca, la creciente inflación y    el nulo crecimiento ocasionado por el pago de la deuda. Para llevar a cabo los objetivos implementó programas, como el Programa Inmediato de Recordinación Económica (PIRE) en 1985 con la finalidad de combatir la inflación, proteger el empleo y recuperar el ritmo de crecimiento, al disminuir el gasto, reestructurar la administración pública, aumentar los ingresos fiscales.

    El régimen de la Madrid acabó adaptando la política de liberalizar la economía a fin de reducir la inflación, donde además se afronto a dos tareas importantes: estabilizar la economía y sobrevivir a la crisis inmediata y encontrar un modelo alternativo de desarrollo del  país. 

    A partir de este momento hasta la actualidad el país transita bajo el proyecto conocido como neoliberalismo.  

    Crisis


    VI. CRISIS DEL ESTADO BENEFACTOR 


    El alza del precio internacional del crudo propició que el flujo de capitales fueran abundante, por consiguiente la economía mexicana se volvió excesivamente dependiente de las exportaciones del petróleo y para 1981 este energético representó el 75.1%  del total de las exportaciones de mercancías en contraste con el 10 % correspondiente al año 1977. Aunque se argumentaba que la economía no dependía de este hidrocarburo ya que solo representaba el 6% del Producto Interno Bruto (PIB), aunque este producto constituye el factor dominante de la balanza de pagos, lo que hacía que la economía fuera vulnerable a las fluctuaciones de un solo producto en el mercado internacional. 

    Sin embargo el gobierno creyó que los precios mundiales seguirian subiendo y en consecuencia pasó por alto los signos de depresión a partir de mayo de 1981. Por consiguiente los compromisos de los gastos públicos y la deuda externa continuaban ascendiendo. La fuga de capitales, principalmente a los Estados Unidos, alentó al gobierno de López Portillo a asumir grandes cantidades de crédito a corto plazo, que tendría dificultades para reembolsar.

    El derrumbe de los precios mundiales del petróleo durante el curso de 1981, arrojó a la confusión de la economía mexicana, que dependía de ellos, y siguieron una serie de devaluaciones que dieron inicio en febrero de 1982 , cuando el tipo de cambio cayó a 47 pesos por dólar y que al final de ese año el dólar costaba 144 pesos. 


    El pánico se apoderó de toda la comunidad financiera internacional, que anunció a México en julio que no podía esperar más crédito. Como resultado el ministro de Hacienda Jesús Silva Herzog, se vio obligado al mes siguiente a admitir que México sería incapaz de pagar sus deudas a corto plazo que ascendía a unos 10.000 millones de dólares y la deuda total calculada ascendía a 84.100 millones de dólares. Lopez Portillo busco una salida política al derrumbe financiero nacionalizando la banca en septiembre de 1982, el régimen lo calificó de acción patriótica, un proceso culminante del acto de nacionalismo económico, iniciando con la nacionalización del petróleo en 1938 y continuando con la nacionalización de la electricidad en 1960. 

    Estas medidas complicó las negociaciones promovidas por el gobierno desde el primer semestre de 1982 ante el FMI a fin de conseguir un crédito, se trataba de un nuevo crédito de facilidad ampliada condicionado a un riguroso programa de ajuste económico que México se comprometía a instrumentar para disminuir la inflación. Finalmente, tras duros debate, el día 10 de noviembre de 1982 el gobierno de México firmó la Carta de Intención, que lo comprometía a adoptar un programa de ajustes aceptable para FMI, el cual debía tener una vigencia de tres años correspondientes a 1983, 1984 y 1985 y que claramente corresponden al próximo gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado.

    La escala de la crisis del año 1982 suscitó la cuestión de si se trataba de la crisis terminal del modelo de desarrollo aplicado a partir de 1940 y de las prácticas políticas que conllevo,es decir que el modelo de acumulacion de capital que se inició en los años 40’s tocó fondo dando paso a un nuevo esquema de desarrollo económico a nivel mundial que impuso para adecuarse a las nuevas modalidades de acumulacion capital a partir de 1982.   






    López Portillo


    V. SEXENIO DE JOSÉ LÓPEZ PORTILLO  


    José López Portillo y Pacheco fue presidente de México durante el periodo de 1976-­1982, dentro de las leyes decretadas en su mandato estuvieron la Ley Orgánica de la Administración Pública, la de Presupuesto, Contabilidad y Gasto Federal, la Ley Orgánica de la Contaduría Mayor de Hacienda y la Ley General de la Deuda Pública, además que durante su gobierno se nacionalizó la Banca. durante el gobierno de Luis Echeverría fue secretario de Hacienda y Crédito Público. 

    Tomó posesión el día 1 de diciembre de 1976, donde la crisis económica indicaba una inflación del 18.8%, e implementó diversas medidas para reducir los efectos de la crisis programa conocido como “Alianza para la producción” (cuya frase popular fue “La solución somos todos”) además estableció convenios entre empresas privadas y públicas limitando las posibilidades de una mejor redistribución de ingresos para los sectores marginales de la población.

    Otro de sus objetivos fue la lucha contra la corrupción que vivió el país, sin embargo el desorden económico y administrativo fueron los rasgos que sobresalen en este periodo aunque su trabajo se caracterizó por dar continuidad a la política populista y paternalista de su antecesor (LEG).

    Ante la falta de recursos financieros, el gobierno solicitó la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) firmando la “Carta de Intención” documento en el cual se condiciono el apoyo de préstamos de capital a cambio de una política restrictiva (restricción al aumento salarial, incremento en las tarifas de los servicios públicos para la incrementación de los gastos fiscales, liberación de los precios).Una parte de dichos préstamos fue destinada a la inversión de infraestructura petrolera además se incrementó las exportaciones de petróleo, gracias al descubrimientos de importantes yacimientos en Chiapas y Tabasco, lo que colocó a México como uno de los mayores productores del mundo, y el cuarto lugar en importación de éste.

    El alza del precio internacional del crudo propició que el flujo de capital fuera abundante y hacia 1980, los precios internacionales del hidrocarburo se desplomaron, lo que provocó incertidumbre entre los inversionistas al tal grado de sustraer sus caudales del país, esto propició el aumento de la tasa de intereses lo que derivó una grave crisis y la última acción de JLP para poder resolver esta situación fue la nacionalización de la banca (1 de septiembre de 1982), esta nacionalización tuvo repercusiones muy importantes ya que fueron lesionados los cinco bancos más importantes del país (Bancomer, Serfin, Banamex, Banpais y Comermex) estos concentraban gran parte de la economia del pais.

    El desastre financiero evidenció el mal gobierno de López Portillo junto con la enorme corrupción de la administración y al final del sexenio la crisis económica se agudizó debido a la fuga de capitales que se mantuvo hasta finales de su mandato. 




    A. PLANES DE POLÍTICA ECONÓMICA EN TRES ETAPAS DE DOS AÑOS 


    En los primeros dos años del sexenio al llegar José López Portillo a la presidencia en diciembre de 1976, la economía se encontraba en una situación de crisis que se llegó a considerar como la más seria. En ese año de 1976, las reservas monetarias del país habían sufrido una reducción; del déficit fiscal llegó al 10% del Producto Interno Bruto (PIB), y la inflación alcanzó el 27% la mas alta tasa desde el sexenio de Ruiz Cortines.

    Ante este estado de crisis, las salidas de capital aumentaron y continuó un proceso de creciente dolarización de la economía. 

    Ante la situación, el nuevo presidente anunció que instrumentaría una política económica a cumplirse en tres etapas: a) dos años para superar la crisis; b) dos años para estabilizar la economía, y c) dos años para reanudar el crecimiento sobre bases no inflacionarias.

    Al mismo tiempo que el nuevo gobierno recuperaba la confianza de los economistas extranjeros , en el ámbito interno se buscaba atraer a los empresarios nacionales hacia la alianza para la producción, programa considerado por López Portillo como la mejor medida para sacar al país de la crisis; la participación del sector empresarial era de importancia puesto que la recuperación económica dependía de que el gobierno pudiera llegar a un acuerdo para poder establecer la inversión privada que había disminuido notablemente. El gobierno de López Portillo tenía como propósitos alentar la inversión, impulsar la modernización del aparato productivo, atenuar la inflación e incrementar el empleo; pero dichos propósitos exigían una concertación de las clases sociales, además López Portillo consideraba de tal importancia para volver a activar la economía nacional era el incremento de las exportaciones petroleras.  

    B. EL PETRÓLEO COMO PIVOTE DE LA ECONOMÍA NACIONAL 


    Desde el sexenio anterior se tenía noticia de nuevos yacimientos petrolíferos descubiertos en la zona de Campeche en el Golfo de México, los cuales no se habían empezado a explotar, por una parte no se sabía con certeza la extensión de las reservas petroleras, y por otra Echeverría se mostraba aprensivo acerca de las intenciones de Estados Unidos, ya que temía que el gobierno de ese país ejerciera presiones contra México. 

    En cambio López Portillo adoptó una posición diferente respecto a los productos petrolíferos, indicó que el petróleo representaba la mejor oportunidad para que México lograra su independencia económica y la solución a sus problemas internos. Uno de los primeros proyectos de su política económica fue impulsar la explotación de los nuevos recursos. A partir de 1978, el gobierno estuvo en posibilidades de aumentar la exportaciones del energético, dando comienzo al auge petrolero que caracterizaría la economía mexicana durante el periodo lopezportillista. En cierto modo el petróleo se convertiría en pivote del crecimiento de la economía mexicana. En septiembre de 1978 el presidente López Portillo declaró que las reservas seguras de petróleo ascendían a 20 mil millones de barriles. Por lo tanto manifestó que la crisis económica heredada del sexenio anterior había terminado y que el petróleo en el futuro tomaría un papel importante para la economía mexicana. 

    Respecto de la política nacionalista sobre el petróleo, la expresión de mayor importancia fue la promulgada en el Programa Mexicano de Energía publicado en noviembre de 1980, se proponían seis objetivos: 1) satisfacer las demandas internas de energía; 2) racionalizar tanto la producción como el uso de la energía; 3) diversificar las fuentes primarias de energía; 4) integrar al sector energético con el resto de la economía; 5) conocer con más seguridad el monto de las reservas nacionales de recursos energéticos, y 6) reforzar la infraestructura cientifica y tecnologica.

    Para 1978, el auge petrolero permitió reducir la deuda de corto plazo que había alcanzado casi los 4 mil millones de dólares. Además logró incrementar la disponibilidad de divisas, tanto por concepto de exportaciones ya que logró que México pudiera obtener mayor crédito externo, lo que resolvió los problemas del sector externo que había frenado sus actividades económicas en 1977. Además algunos aspectos del contexto internacional contribuyeron favorablemente a la expansión de la economía lograda a partir de 1978 (y concluida en 1981).

    El gobierno mantuvo su propósito de lograr el crecimiento del sector petrolero; incluso en 1982, cuando la crisis económica azotó al país, se logró incrementar la producción del combustible en 19% respecto al año anterior (1981)

    PRECIOS DEL PETRÓLEO DE NOVIEMBRE DE 1981 A MARZO DE 1983
    (Dólares por barril)

    Tipo de crudo
    Noviembre de 1981
    Enero de  1982 
    Febrero de 1982
    Marzo de 1983
    Árabe ligero
    34.00
    34.00
    34.00
    29.00
    Istmo (ligero)
    35.00
    35.00
    32.50
    29.00
    Maya
    (pesado)
    28.50
    26.50
    25.00
    23.00
    Mexicano
    31.75
    30.75
    28.75
    27.00





    HISTORIA DE MÉXICO II:ESTADO MODERNO Y CRISIS EN EL MÉXICO DEL SIGLO XX

       Hacia finales del sexenio de López Portillo, el petróleo se había convertido en el motor de                crecimiento del resto de la economía; su participación con el PIB había aumentado al doble. 

       En agosto de 1981, México se convirtió en el primer país en firmar un contrato a largo plazo para    vender petróleo para la reserva estratégica de Estados Unidos, y en 1982 reemplazó a Arabia            Saudita como fuente principal de suministro de las importaciones petroleras de Estados Unidos.

    C. POLÍTICAS DE REACTIVACIÓN ECONÓMICA A PARTIR DE 1978

    Durante el año de 1978 se pusieron en práctica las políticas indispensables para impulsar la reactivación económica, entre las cuales la política de expansión del gasto público pasó a jugar un papel importante (el gasto público se incrementó casi un 50% entre 1977 y 1981), con lo cual aún cuando se alcanzó un mayor crecimiento lográndose además que bajara la inflación. El aumento excesivo del gasto público trajo como consecuencia el déficit presupuestal y el aumento consiguiente de la deuda pública externa. 

    Se pusieron en práctica las medidas congruentes con el propósito de lograr la estabilidad de la economía, tales como la política de flexibilización de las tasas de interés, que anteriormente eran fijadas por el Banco de México, dirigida a proteger el ingreso del capital financiero, lo cual permitió un gran aumento de captación bancaria entre 1977 y 1981. Esto permitió un alto crecimiento del crédito otorgado por la banca comercial a organizaciones, empresas y personas particulares, aunque el crecimiento del crédito interno se orientó a gran medida al sector público, dadas las exigencias de cubrir el financiamiento del déficit público.

    Los años de 1979 a 1980 fueron considerados por López Portillo como los de consolidación del desarrollo, ya que afirmaba haber superado la crisis y restablecido la confianza en el país; la promulgación del Plan Nacional de Desarrollo Industrial a principios de 1979, era una muestra de la euforia que se vivía, con un crecimiento de 9% y una inflación que había logrado bajarse al 18%.

    En 1980 el crecimiento se mantenía aún a niveles de 8%, pero la inflación se elevó a 26%, y el déficit había aumentado de manera considerable

    En el contexto de euforia industrial, se discutía la posibilidad de que México ingresara al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), los argumentos a favor partían del hecho de que la mayoría de las naciones, incluyendo a muchos de los países de bajo desarrollo eran miembros del GATT, y representan entre 80 y 90% del comercio internacional. 

    Por el contrario, los argumentos que se oponían se centraban en dos cuestiones que traerán consigo el ingreso de México al GATT: por un lado la pérdida de soberanía nacional y por otro las desventajas económicas. Opinaban que el GATT sólo beneficiaría a las naciones desarrolladas incrementando su comercio internacional. En marzo de 1980 el presidente López Portillo tomó la decisión de no ingresar al GATT.

    En el año de 1979 el gobierno de López Portillo realizó reformas fiscales que reducían las tasas impositivas para los grupos de menores ingresos, llevó a cabo una reforma en la estructura de los aranceles, sustituyendo licencias de importación por tarifas arancelarias.z


    En enero de 1980 se creó una nueva forma de recaudación fiscal denominada Impuesto al Valor Agregado (IVA), este impuesto añadía el 10% al valor de los productos y reemplazaba al impuesto sobre ingresos mercantiles que había sido del 4%. Se comentó que el IVA aumentaría la inflación en corto plazo; sin embargo se explicó que se trataba de una manera más eficiente de recaudación destinada a evitar la evasión fiscal.

    BALANZA COMERCIAL 1977­1982

     


      

    Estado Benefactor




    IV. EL ESTADO BENEFACTOR EN LOS GOBIERNOS MEXICANOS

    Durante los sexenios de Luis Echeverría Álvarez y el de José López Portillo ubicados entre los años de 1970 a 1982, busca una respuesta a la crisis del modelo de desarrollo estabilizador que se había iniciado a principios de los setentas. La crisis mundial afecta fuertemente al México dada la dependencia económica del país, repercutiendo en algunas ramas de la economía nacional al retirarse los capitales que fortalecen las inversiones en México. Dentro de las características económicas que el país experimentó sobresalen: la profundización de crisis en la agricultura ( agotamiento del modelo agroexportador y la alta proporción de la agricultura para el mercado interno “subsistencia”), déficit de la balanza comercial y de pagos, decreciente en la exportaciones y en la importación de bienes del capital. Como consecuencia el país se condujo a un estancamiento económico, inflación, desempleo y devaluación de la moneda durante la década de los 70’s.


    El sexenio de Luis Echeverría aportó avances sociales sustanciales, destinados en su mayor parte a los obreros que seguían siendo el actor con mayor poder dentro del partido oficial. No obstante, el gobierno tuvo que arreglar sus relaciones con los sectores medios también en lo cual se vio forzado prácticamente a declarar una apertura política y llevar a cabo una primera reforma electoral. El presidente entrante (José López Portillo), además de tener que reconstruir sus relaciones con casi todos los grupos políticamente activos (VGR, los dueños del capital, los líderes sindicales, los pequeños y medianos agricultores) tuvo que definir una nueva concepción del bienestar social, con tipos de acciones distintos e interlocutores nuevos.




    1. SEXENIO DE LUIS ECHEVERRÍA 1970­-1976 



    Luis Echeverría fue ministro de Gobernación del régimen anterior, y a pesar de que ganó las elecciones del partido del PRI en algunos sectores no fue bien recibido por el asunto de Tlatelolco . 
    Pretendió una alianza popular, pero no consiguió evitar un constante enfrentamiento con el imperialismo, aun cuando en la práctica las empresas privadas disfrutaron de muchas oportunidades.
    El sector público y el privado chocan constantemente y ello aumentó el desempleo, la dependencia de los países poderosos fue cada día más evidente. Pretendió dar un fuerte carácter de incremento económico a su gobierno, tanto por lo que a hace a la exportación cuanto al capital nacional, dando protección al pequeño y mediano ingreso, creando empleos y fuentes de trabajo mediante áreas industriales en gran escala, fomentando con ello a la pequeña y mediana industria. Procuró asimismo la mexicanización de productos naturales como el tabaco y pretendió la democratización permitiendo a todos los partidos registrados disponer de medios de difusión, como la radio y la televisión para poder explicar sus propósitos.Durante el gobierno de este presidente, el control sobre los gobernadores fue absoluto. 


    Luis Echeverria representaba, al finalizar la década de los sesenta, una autocrítica del sistema político establecido por la familia revolucionaria, lo cual no dejaba de causar cierta inquietud entre algunos grupos influyentes en la política o en la economía , que veían con desconfianza el nuevo giro que comenzaron a tomar las cosas de 1968, pues desde los primeros días de la campaña electoral pudo observarse que se trataba de un serio intento por renovar las estructuras económicas y políticas de México. 

    Echeverria reconocía que los gobiernos anteriores al suyo habían cumplido su cometido al promover el desarrollo material del país, destruir el viejo latifundismo y propiciar el bienestar de las clases populares; pero al mismo tiempo admitía que lo realizado era insuficiente y advertía los peligros sociales que traía consigo la estructura de la economía mexicana creados por los gobiernos de la Revolución, y la polarización de la riqueza que había generado el modelo escogido como vía para el desarrollo.

    La autocrítica de Echeverría presenta dos aspectos: en primer término, el reconocimiento de una situación de deterioro económico y político producido en los dos decenios anteriores, situación que imponía un cambio radical de los métodos de gobierno seguidos hasta entonces; en segundo lugar, la reafirmación de los principios fundamentales de la Revolución mexicana, tales como el nacionalismo reformista, la defensa de la propiedad privada y de la libre iniciativa individual, el Estado de gobierno fuerte, promotor y director del desarrollo de la vida social en su conjunto. 

    De acuerdo a sus ideas, se puede inferir que la tendencia del nuevo gobierno llevaba la intención de volver al equilibrio del régimen sostenido en el binomio populismo­ capitalismo como un medio de dar satisfacción a las demandas de las nuevas generaciones.

    Echeverría reconocía que aquella autocrítica caería en el vacío si los dos aspectos señalados por él no se conjugaban en la práctica, porque si los gobiernos de las dos décadas anteriores no habían logrado las metas de justicia social emanadas de la Revolución, no se debía, según la perspectiva de Echeverría, a que los principios estuvieran equivocados, si no a que los medios adoptados no habían sido eficaces, y era justamente la adopción del criterio de la eficacia como norma de los nuevos cambios, lo que hacía que las propuestas del nuevo gobierno aparecieran como si fueran no solo medidas necesarias en aquel momento, sino ante todo medidas prácticas.
    Bajo la consigna general de desarrollo con redistribución del ingreso, Echeverrìa hizo una crítica sistemática a la política del desarrollo estabilizador. Reconoció que el progreso material del país se había logrado a costa del sacrificio de la economía popular y de la excesiva explotación de los trabajadores. Prometió también reorganizar la reforma agraria mediante mecanismos de colaboración entre predios ejidales y privados, y replanteó la idea de colectivizar los ejidos con miras a un aumento sustancial de la productividad. Propusos la aplicación de los recursos económicos en manos del Estado a fin de promover una política de creación de empleos y la ampliación de la planta industrial, lo cual exige llevar a cabo una reforma fiscal a fondo y reducir de manera consistente endeudamiento público interno y externo. Propuso a los campesinos un nuevo programa económico cuya base sería la producción de manufacturas para la exportación, incluyendo a dicho programa a los empresarios extranjeros. 







    A. SITUACIÓN ECONÓMICA AL INICIO DEL SEXENIO 


    Echeverría ponderó la necesidad de introducir modificaciones al proyecto de desarrollo a fin de llevar sus beneficios a todos los sectores sociales del país. Después de señalar los efectos socialmente nocivos del “Desarrollo Estabilizador”, cuestionó también el papel que había jugado la iniciativa privada, así como la “responsabilidad” que ésta tenía en la estrategia de desarrollo seguida hasta entonces, la cual había dado prioridad al crecimiento económico del que había sido la principal beneficiada.

    Daba pauta a la redefinición del papel que, a juicio del nuevo gobierno, correspondía al estado en la conducción del proceso económico, recuperando en cierta medida los postulados ideológicos de la Revolución Mexicana expresados en la Constitución de 1917. Echeverría apoyó la intervención del Estado en todas las esferas de la economía, adjudicando a la inversión pública un papel relevante en el futuro económico del país.

    Echeverría justificó la necesidad de pasar a un nuevo modelo de crecimiento que permitiera continuar con el ritmo observado en la década anterior, pero corrigiendo sus efectos de desequilibrio social. En el fondo, lo que se cuestionaba no era el modelo de desarrollo económico, sino sus efectos negativos en cuanto a la falta de justicia social y, por lo tanto, se pensaba que era posible solucionar las contradicciones generadas por el “desarrollo estabilizador”. Se trataba además de recuperar la importancia relativa del Estado en el proceso económico.


    El 50% de las familias con más bajo ingreso recibía el 15% del ingreso per cápita, mientras que en otro extremo, el 20% de las familias con más altos ingresos recibía el 64%, y el 10% de las familias más ricas (menos de 900,000 familias) recibía el 51%. El ingreso personal promedio era de 600 dólares por año (a precios corrientes), en tanto que el 10% de las familias más pobres de México recibía alrededor de 90 dólares (1125 pesos) por persona en el año. Asimismo el ingreso per cápita se repartía de manera más equitativa en los centros urbanos que en los rurales, donde cerca del 6’% de las familias de menores recursos recibía un ingreso mensual equivalente al que recibía solo el 16% de las familias urbanas con menores ingresos.

    No se tenían grandes esperanzas de que su gobierno pudiera corregir realmente las fallas socioeconómicas de sus antecesores, no obstante su crítica a las deficiencias sociales del modelo del desarrollo estabilizador.

    Durante las primeras semanas de su mandato, Echeverría desplegó una actividad pocas veces vista en un presidente de la República. El nuevo gobierno creó un sinnúmero de comisiones e instituciones, entre las que se cuenta: la Comisión Nacional de las Zonas Áridas, el Instituto Nacional para el Desarrollo de la Comunidad Rural y de la Vivienda Popular, el Instituto Mexicano de Comercio Exterior, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Además, se sometieron a consideración del Congreso varias iniciativas de ley tales como la Ley Federal de la Reforma Agraria, la Orgánica de Petróleos Mexicanos, la General de Instituciones de Crédito, y Organizaciones Auxiliares, la Orgánica del Banco de México, y la del control federal de los Organismos Descentralizados y Empresas de Participación Estatal.

    Esas actividades de los primeros meses de gobierno, sumadas a los planteamientos echeverristas acerca de un nacionalismo económico declarado, de la necesidad de llevar a la práctica una reforma educativa, la apertura democrática y, en fin, el nuevo estilo político del gobierno, respaldado ante la opinión pública los objetivos planteados por Echeveria de llevar a cabo una reorientación profunda destinada a tener efectos a largo plazo.


    “Más que realizar un programa de gobierno” decía Echeverría en uno de sus discursos iniciales, “ejecutaremos un programa del pueblo”, y agregaba luego: “No descansaré un sólo día del sexenio en la tarea de promover el mejoramiento de los campesinos y del medio rural.” Resaltaba la necesidad de la intervención estatal en la economía a fin de hacer realidad el programa de justicia social, el Estado “posee una            racionalidad distinta   a          la         del      grupo empresarial”, aunque reconoció que en un determinado sector de ese grupo poseía una mentalidad similar a la del Estado, refiriéndose de manera específica a los empresarios nacionalistas dispuestos a engrandecer a México. 

    La idea del empresario nacionalista, expresado por Echeverría desde recién iniciada su administración se habría de tomar una y otra vez a lo largo del sexenio; estaría por lo general lleno de referencias y llamados a aquel sector de la iniciativa privada que, de acuerdo con esa apreciación echeverrista, debería de construirse en el aliado más efectivo en la instrumentación del proyecto económico estatal. El eje del pacto social de desarrollo económico, debería de estar concertado por los tres sectores: el Estado, los empresarios nacionalistas y los sectores populares, pues el buscar apoyo en una sóla de las partes constituiría un grave error político, se aceptaba el capital foráneo a condición de que fuera complementario a la parte del capital mexicano, que debería ser la mayoritaria y fundamental.

    Las acciones emprendidas por Echeverría a partir de su llegada al poder se movieron simultáneamente en el plano de las reformas económicas y en el plano político e ideológico. la primera reforma económica que trato de poner en marcha el gobierno de Echeverría consistió en un proyecto de reforma fiscal, amparada por una ley expedida por el Congreso en diciembre de 1970, es decir, a los pocos días de iniciado el sexenio, no pretendía una modificación radical al sistema tributario ya que afectaba de manera primordial a los artículos de lujo; sin embargo, el proyecto suscitó el rechazo de la iniciativa privada no tanto porque estuviera en contra de la reforma en sí, sino porque por primera vez el gobierno tomaba una decisión de tal naturaleza sin habérselas dado a conocer con anterioridad.

    Después de aquel fracasado intento de reforma fiscal, de haberse puesto en marcha hubiera significado un cierto alivio los problemas financieros del Estado, al iniciarse el año de 1971, el gobierno tomó la decisión de adoptar una política restrictiva que aparte de reducir el gasto público, ejerciera un control sobre el sistema monetario y crediticio.

    El crecimiento de la economía descendió bruscamente pues al reducir el gobierno su ritmo de inversiones y gastos, contrajo la demanda y esto dio motivo para que el sector privado se mostrara cauteloso y redujera también sus inversiones, lo cual a su vez produjo el aumento del desempleo, mientras que aumentaban los precios al consumidor. Echeverría comenzaba su periodo presidencial con una política económica equivocada que convirtió el primer año de su gobierno en lo que se llegó a conocer como el año de la “atonía”. 

    En junio de 1971 Echeverría se propuso llevar a la práctica la idea de la “alianza popular” con la creación de la Comisión Nacional Tripartita, integrada por empresarios, dirigentes obreros y representantes del gobierno, como un organismo de consulta mediante el cual se pretendía institucionalizar el pacto social y conciliar los diferentes intereses del sector privado y de los trabajadores, bajo la función mediadora del Estado. En la declaración de principios de la Comisión Nacional Tripartita se proponía: “salvar las contradicciones derivadas de nuestra estructura económica, es un esfuerzo conjunto del gobierno y de los diferentes sectores para orientar la actividad de todos conforma a los intereses del país”.

    Ante las dificultades económicas de aquel año de 1971, se hicieron frecuentes la declaraciones de diversos funcionarios públicos, incluyendo a l Presidente de la república, acerca de las “impostergables” reformas que era necesario instrumentar a fin de superar el estancamiento; y en ese sentido, la política económica que regiría para 1972 recuperaba los planteamientos de Echeverría sobre el problema de concentración del ingreso.

    Las actividades agropecuarias, se dictaron varios decretos durante el año de 1972. Además de poner en vigor la nueva Ley Federal de la Reforma Agraria, se promulgó la Ley Federal de Aguas, se fortalecieron los instrumentos de crédito al campo y se estableció el seguro de vida para los campesinos. 
      
    B. SITUACIÓN ECONÓMICA COMPRENDIDA ENTRE 1974-­1976 


    La balanza comercial reflejo de esta política, se debilitó más y el déficit pasó de 6,600 millones de pesos en 1970 a 55,600 por lo que el 31 de agosto de 1976 el peso mexicano se devaluó, suponiendo que con ello se podría estimular la agricultura, ganadería, pesca y turismo. 

    Al iniciarse la década de los años setenta, la imagen que se tenía de México en el ámbito económico internacional era la de un país privilegiado que destacaba entre las naciones en vías de desarrollo. Su crecimiento económico general, la solidez de su moneda, la solvencia de su crédito, además de la estabilidad política interna , eran signos manifiestos de que podía ser considerado como un país en camino hacia el progreso.

    Disminuyó de manera significativa la importancia relativa de las actividades primarias, tanto como fuente de ocupación de mano de obra como en lo que se refiera a su participación en el producto interno bruto nacional. Los cambios registrados dieron como resultado la creciente diversificación de la economía en términos de ocupación, producción y exportaciones.

    El nivel del desempleo iba en rápido aumento y la satisfacción de las necesidades de servicios educativos, médicos, sanitarios y de vivienda, tenía un atraso de varios años. Respecto al ramo de transportes, vastas áreas rurales no había logrado participar del desarrollo en el transporte por carretera y el estancamiento de los ferrocarriles se convertiría en un cuello de botella que impedía la buena marcha de las actividades establecidas en las zonas urbanas­ Algunas ramas del sector industrial­ electricidad, petróleo, siderurgia y minería, padecía también estancamiento a causa de problemas financieros. Lo más grave de todo era la imposibilidad de mantener la autosuficiencia en materia de producción de alimentos, a causa del rezago y la descapitalización de la agricultura.

    A partir de la estrategia de sustitución de importaciones, la industria privada manufacturera de México se convirtió en una actividad dedicada casi por completo a abastecer el mercado interno urbano.

    La creciente participación de la inversión extranjera directa en la industria mexicana, junto con un alto grado de concentración de la propiedad de los medios de producción, eran las características sobresalientes de la industria en el México de 1970. De este modo, el mercado se estrechaba, tanto por la falta de expansión de la agricultura, como porque ellos limitaba el crecimiento de las actividades no agrícolas. Por su parte, la industria se desenvuelve sin una agricultura que le diera sustento sólido, con creciente penetración del capital extranjero, con un fuerte grado de concentraciòn de la propiedad, con múltiples subsidios y desmedida producción y con un grado limitado de eficiencia que no le permitía competir con industrias foráneas.

    Estaba claro que el modelo de sustitución de importaciones había entrado en una fase de agotamiento, pues, al no producirse en México las materias primas industriales y los bienes de capital, es decir, maquinaria y tecnología, fue necesario que buena parte de estos bienes tuviera que adquirirse en el exterior, de manera que el mero funcionamiento de la planta industrial obligaba a la importación de manera permanente y creciente.

    La creciente concentración de la riqueza, los rezagos en la atención de los servicios sociales, la penetración creciente del capital extranjero, la insuficiencia agropecuaria, la ineficiencia industrial, el desempleo, la represión y el debilitamiento del sector público. 


    El programa económico anunciado en los discursos echeverristas de campaña electoral, tendiente a recuperar la legitimidad del estado y a corregir las fallas del modelo de desarrollo estabilizador, se publicó de manera extraoficial en los primeros meses del nuevo gobierno, destacándose los siguientes objetivos básicos:
    a)     Crecimiento con distribución del ingreso 
    b)     Reforzamiento de las finanzas públicas y del sector paraestatal
    c)     reorganización de las transacciones internacionales y reducción de la deuda externa
    d)     Modernización del sector agrícola y aumento del empleo
    e)     Racionalización del desarrollo industrial 

    Se presentía que el Estado se constituye en el único elemento de la sociedad capaz de garantizar la continuidad del crecimiento y de generar, tomando a la política económica como instrumento, los cambios que garantizarán el desarrollo integral del país.

    En aquellos primeros momentos del sexenio, la mayor preocupación del gobierno consistiría en dar solución urgente a los graves problemas económicos que padecía el país, para lo cual se propuso adoptar una política que fue llamada de “consolidación”, orientada a superar los problemas financieros, como un primer y necesario paso para lograr después, según se esperaba, la metas generales de política económica anunciadas por Echeverría el día en que asumió el poder presidencial.


    El comportamiento de la economía en los años de 1971 y 1972 ilustra lo que llegaría a ser una característica del sexenio echeverrista en materia de política económica: la política del freno (1971) y arranque (1972) que habría de incidir de manera desfavorable en la evolución de la economía mexicana.

    A la flotación regulada de la moneda que se introducía después de 22 años de estabilidad cambiaria, se le añadía un paquete de medidas complementarias que, según se dijo, tenían el propósito de obtener las máximas ventajas posibles y reducir al mínimo los impactos desfavorables de la nueva situación cambiaría. Esas medidas incluían.

    a)    aumento de los impuestos a la exportación de mercancías
    b)    supresión de los CEDIS (Certificados de Devolución de Impuestos)
    c)    reducción selectiva de aranceles a la importación 
    d)    establecimiento de un impuesto sobre utilidades excedentes 
    e)    puesta en práctica de un sistema de crecimiento regulado del crédito
    f)     elevación de las tasas de interés a los pequeños ahorradores 
    g)   ajustes al programa de gasto público 
    h)    fortalecimiento de los mecanismos de control de precios
    i) sostenimiento de los precios de venta de la CONASUPO
    j)   ajustes en las percepciones de los trabajadores al servicio del Estado 

    La devaluación, que era realmente lo que significaba la flotación el peso mexicano, provocó numerosas críticas en contra del gobierno,las cuales se centraban en el argumento de que la situación económica nacional era el resultado lógico de la política económica instrumentada a lo largo del sexenio, la cual además de equivocada e ineficaz , constituía una prueba irrefutable del fracaso no sólo de la

    llamada política de desarrollo compartido en sí misma, sino además de su inoperancia como alternativa frente al desarrollo estabilizador.