VII. CONCLUSIÓN
El Estado
benefactor, buscaba la independencia económica del país, para lograr ese
objetivo se pensó que era necesaria la intervención del Estado en las actividades, guiadas por el sentido de justicia social, buscando la
redistribución de la riqueza, se aplicó una serie de reformas encaminadas a
elevar la calidad de vida de los sectores marginados, procurando garantizarles
los servicios de salud, vivienda, educación y trabajo, pero dentro de una
economía capitalista.
Para controlar las tensiones,
los gobierno de Luis Echeverría Álvarez (1971-1975) y José López Portillo
(1977-1982) realizaron programas populistas con una gran aumento de gasto
público, que producen incremento de la inflación y una masiva fuga de
capitales.
Como las presidencias
anteriores, el modelo económico había sido desarrollado rápido mediante la
industrialización en una economía relativamente cerrada con fuerte
participación estatal.
Hacia 1975, el déficit
comercial mexicano obliga al gobierno de estabilización propuesto por el Fondo
Monetario Internacional (FMI). El endeudamiento externo del país se agrava por
la caída de las exportaciones y por el alza de las tasas internacionales de
intereses.
En 1982, México decretó la
moratoria temporal (plazo que se otorga para solventar una deuda vencida) de
pago de su deuda externa. El presidente Miguel de la Madrid es obligado a
implantar un rígido programa de ajuste y austeridad para estabilizar la
economía.
Haciendo una evaluación de las
obras realizadas por los gobiernos posrevolucionarios, podemos decir que han
tendido a hacer u n reparto más justo de la riqueza. Es evidente que una
reforma agraria que afectaba a una total transformación social tenía que
lesionar determinados intereses, sobre todo en la época de transición, pero a
la postre siempre significará un beneficio para la sociedad.
Los campesinos han sido tenidos
en cuenta para solucionar sus problemas y dotarlos de mejores implementos
técnicos.
Sin embargo, tierra, agua y
educación agrícola no es suficiente para resolver el problema. Dar tierra al
ejidatario sin darle dinero es alojarlo a manos de la usura; por eso ha sido
necesario el crédito agrícola para el ejido y la pequeña propiedad.
Sin embargo, el problema
agrario es muy profundo; el país no ha logrado industrializarse y la tercera
parte de la población activa, según datos censales, vive de la agricultura, lo
que quiere decir que por lo menos dos terceras partes de los habitantes viven
de ella, lo cual hace que sea urgente en el país de la educación encauce a
muchos de estos posibles agricultores hacia otros campos. No bastan leyes
agrarias, hay que pensar en la distribución de la población campesina y además
hay que tener en cuenta que nuestros campesinos no desean cambios de residencia
y las parcelas muy pequeñas no rinden lo necesario, la producción ejidal, a
pesar de ir mejorando, no ha conseguido aún suplir al latifundio, pero el peón
es ahora propietario y 50 por ciento del valor de la propiedad agrícola ya
correspondió al campesinado, lo que ya es una promesa; pero la deuda agraria,
por concepto de indemnizaciones, es aún pavorosa y los bonos emitidos por el
gobierno para solucionar el problema ha caído en manos extranjeras y pudieran
volver a redundar en perjuicio de la nación.
El país ha seguido gobernándose
dentro de los principios democráticos proclamados por la Constitución de 1917
que nos rige habiendo estabilidad política. “ Queremos un México en que no se
levanten barricadas, para que no luchen violentamente hermanos contra hermanos,
sino donde pueda elevarse libremente la voz de los mexicanos, ennoblecida por
los acentos de la razón y de la justicia, en el que se fabriquen muchas urnas
para votar y no féretros para sepultar a las víctimas de discordias
fratricidas”.
El Estado ha procurado tomar en
sus manos la economía de la nación para vigilar los intereses de los elementos
socialmente más débiles, obreros, campesinos, mujeres, huérfanos, etcétera.
La política nacionalista desde
la época de Cárdenas ha entregado al país las riquezas naturales, incluyendo el
subsuelo.
Los derechos de los
trabajadores han sido vigilados para otorgarles toda clase de prestaciones y de
apoyo para el bienestar común. Se ha dado protección a la infancia y se han
creado seguros sociales.
La educación gratuita se ha ido
extendiendo cada vez más con miras a beneficiar un sector mayor de la
población.
El país disfruta de paz, y se
ha sostenido con el principio de no intervención y autodeterminación de los
pueblos, la política nacional que no ha permitido al país mezclarse en los
conflictos internacionales que afectan a la sociedad, se ha procurado el
mejoramiento de las comunicaciones terrestres, fluviales y aéreas. La ciudad de
México figura entre las diez más populosas del mundo.
Para concluir, la crisis que
experimentaba la economía mexicana a inicios de los años 70’s (estado del
bienestar) se sustentó en la declinación de la tasa de ganancia, crisis en el
campo, incapacidad de generación de empleos, deuda externa, déficit público, inflación,
estancamiento en la productividad en el sector industrial, balanza de pagos
deficitaria, todos ellos vinculados a factores externos, tales como la caída
del petróleo, y las altas tasas de interés capital producto de la crisis de
capitalismo a nivel mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario