viernes, 15 de abril de 2016

Conclución


VII. CONCLUSIÓN 


El Estado benefactor, buscaba la independencia económica del país, para lograr ese objetivo se pensó que era necesaria la intervención del Estado en las actividades, guiadas por el sentido de justicia social, buscando la redistribución de la riqueza, se aplicó una serie de reformas encaminadas a elevar la calidad de vida de los sectores marginados, procurando garantizarles los servicios de salud, vivienda, educación y trabajo, pero dentro de una economía capitalista. 

Para controlar las tensiones, los gobierno de Luis Echeverría Álvarez (1971­-1975) y José López Portillo (1977-­1982) realizaron programas populistas con una gran aumento de gasto público, que producen incremento de la inflación y una masiva fuga de capitales. 
Como las presidencias anteriores, el modelo económico había sido desarrollado rápido mediante la industrialización en una economía relativamente cerrada con fuerte participación estatal. 

Hacia 1975, el déficit comercial mexicano obliga al gobierno de estabilización propuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI). El endeudamiento externo del país se agrava por la caída de las exportaciones y por el alza de las tasas internacionales de intereses. 

En 1982, México decretó la moratoria temporal (plazo que se otorga para solventar una deuda vencida) de pago de su deuda externa. El presidente Miguel de la Madrid es obligado a implantar un rígido programa de ajuste y austeridad para estabilizar la economía. 

Haciendo una evaluación de las obras realizadas por los gobiernos posrevolucionarios, podemos decir que han tendido a hacer u n reparto más justo de la riqueza. Es evidente que una reforma agraria que afectaba a una total transformación social tenía que lesionar determinados intereses, sobre todo en la época de transición, pero a la postre siempre significará un beneficio para la sociedad.

Los campesinos han sido tenidos en cuenta para solucionar sus problemas y dotarlos de mejores implementos técnicos.

Sin embargo, tierra, agua y educación agrícola no es suficiente para resolver el problema. Dar tierra al ejidatario sin darle dinero es alojarlo a manos de la usura; por eso ha sido necesario el crédito agrícola para el ejido y la pequeña propiedad.

Sin embargo, el problema agrario es muy profundo; el país no ha logrado industrializarse y la tercera parte de la población activa, según datos censales, vive de la agricultura, lo que quiere decir que por lo menos dos terceras partes de los habitantes viven de ella, lo cual hace que sea urgente en el país de la educación encauce a muchos de estos posibles agricultores hacia otros campos. No bastan leyes agrarias, hay que pensar en la distribución de la población campesina y además hay que tener en cuenta que nuestros campesinos no desean cambios de residencia y las parcelas muy pequeñas no rinden lo necesario, la producción ejidal, a pesar de ir mejorando, no ha conseguido aún suplir al latifundio, pero el peón es ahora propietario y 50 por ciento del valor de la propiedad agrícola ya correspondió al campesinado, lo que ya es una promesa; pero la deuda agraria, por concepto de indemnizaciones, es aún pavorosa y los bonos emitidos por el gobierno para solucionar el problema ha caído en manos extranjeras y pudieran volver a redundar en perjuicio de la nación. 

El país ha seguido gobernándose dentro de los principios democráticos proclamados por la Constitución de 1917 que nos rige habiendo estabilidad política. “ Queremos un México en que no se levanten barricadas, para que no luchen violentamente hermanos contra hermanos, sino donde pueda elevarse libremente la voz de los mexicanos, ennoblecida por los acentos de la razón y de la justicia, en el que se fabriquen muchas urnas para votar y no féretros para sepultar a las víctimas de discordias fratricidas”. 

El Estado ha procurado tomar en sus manos la economía de la nación para vigilar los intereses de los elementos socialmente más débiles, obreros, campesinos, mujeres, huérfanos, etcétera.

La política nacionalista desde la época de Cárdenas ha entregado al país las riquezas naturales, incluyendo el subsuelo.

Los derechos de los trabajadores han sido vigilados para otorgarles toda clase de prestaciones y de apoyo para el bienestar común. Se ha dado protección a la infancia y se han creado seguros sociales.

La educación gratuita se ha ido extendiendo cada vez más con miras a beneficiar un sector mayor de la población.

El país disfruta de paz, y se ha sostenido con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la política nacional que no ha permitido al país mezclarse en los conflictos internacionales que afectan a la sociedad, se ha procurado el mejoramiento de las comunicaciones terrestres, fluviales y aéreas. La ciudad de México figura entre las diez más populosas del mundo.


Para concluir, la crisis que experimentaba la economía mexicana a inicios de los años 70’s (estado del bienestar) se sustentó en la declinación de la tasa de ganancia, crisis en el campo, incapacidad de generación de empleos, deuda externa, déficit público, inflación, estancamiento en la productividad en el sector industrial, balanza de pagos deficitaria, todos ellos vinculados a factores externos, tales como la caída del petróleo, y las altas tasas de interés capital producto de la crisis de capitalismo a nivel mundial.  

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